martes, 20 de julio de 2010

CARLOS PÉREZ ÁNGEL - Grande en la radio colombiana

En memoria de mi gran maestro

“QUE HUBO CHINO” De izquierda a drecha, Carlos Pérez Angel, Patricia Castaño, Alfonso Lasprilla, de pies Kike Rivera, Ricardo Cáceres, Johana Hernández, Ciro Alfonso Cano Mora e Ignacio Valero Melo., (Foto archivo particular)

El domingo 18 de julio DE 2010 estando con los míos, disfrutando en familia como es habitual, en algún momento sonó el celular, contesté porque identifiqué el número, un buen amigo llamaba, nos saludamos, su voz denotaba pesar y sin más preámbulos me soltó la noticia así tal cual, murió Carlos Pérez.

Pensé por breves instantes que era broma, pero no, reflexioné de inmediato y me di cuenta de la triste realidad, pues era verdad, sabía que su salud no andaba bien, sobre el tema giraba la conversación cuando me encontraba con algún amigo y compañero de esa gran época de CARACOL RADIO en Cúcuta, cuando él, CARLOS PEREZ ANGEL, era el gran jefe PLUMABLANCA, pues así le decíamos en voz baja casi todos los que trabajamos en La Voz de Cúcuta, Radio Reloj y más adelante Caracol Estéreo.

La conversación fue breve y así como me contaron hice lo propio con otros amigos y compañeros a quienes les comuniqué la triste noticia, lo mismo que con un familiar muy cercano a los afectos de él y no me da pena contarlo, alguna lágrima sincera rodó por mi mejilla, al recordar todo lo que compartimos, aprendimos y luego pusimos en práctica en esas hermosas y maravillosas lides de la radiodifusión.

CARLOS PEREZ con su figura imponente, potente y hermosa voz, inteligencia, carisma, estilo, carácter fuerte, su don de gentes ya que nunca olvidó sus orígenes y talento para todo lo que hacía, marcó una época de enormes dimensiones en la Radio Colombiana, así fue y eso hay que reconocerlo y contarlo a las nuevas generaciones.

Como locutor y presentador de los grandes espectáculos de la radio en vivo por allá a mediados del siglo XX en emisoras Nuevo Mundo, como lector del popular e influyente noticiero, Reporter ESSO, fue abriendo un camino pleno de éxitos que luego lo llevaron a la ciudad de Barranquilla como gerente de Caracol en esa ciudad, de donde por fortuna partió un día hasta la frontera con Venezuela, para hacer igualmente de la empresa radial algo respetable y de gran prestigio, como Gerente y por supuesto periodista.

Eran los tiempos de La Voz de Cúcuta y Radio Reloj.

Y es allí donde comienza mi historia en la radio cuando escuchaba el noticiero del mediodía con Alonso Fernández y el famoso y acreditado COMENTARIO DE CARLOS PEREZ al final del mismo, con el cual destapó decenas de problemas en lo público particularmente o llevó a la cumbre reales positivos.

Yo era un adolescente, estudiante de secundaria, pero ya con ganas de tener oportunidad en la radio.

Y les cuento, cuando escuchaba su bien timbrada y sonora voz, además del comentario, en un comercial de Aguardiente Extra y en el de Sutextil antes de la Cabalgata Deportiva imaginaba un señor bajito, algo gordo y medio calvo.

Ya en Cúcuta, como maestro bisoño de primaria con apenas 17 años pero con licencia de locutor del Ministerio de Comunicaciones en el bolsillo, encontré la oportunidad esperada por intermedio de Alonso y me citaron a las 2 de la tarde un día de septiembre de 1978, hacia las 5.30 me hicieron pasar a su oficina, dije buenas tardes tratando de sacar mi mejor voz y el, que estaba de espaldas me contestó, Que hubo chino, en que puedo servirle…

Bueno, tengo que decirlo, me impresionó, pues era diametralmente opuesto a lo que yo imaginaba, en lo físico claro, pues su voz, reitero, generaba respeto, así no más.

Y es que por eso titulo este recordatorio así, que hubo chino, era su saludo paternal para todos los trabajadores en esas emisoras, Alfonso Barrientos(QEPD), Alix Pérez, Gladys Molina, Elcida Suárez, Arbeniz Petit, Alonso Fernández, Armando Bueno Cantor, Jorge E. Suárez (QEPD), Garizabal Fuentes (QEPD), Alfredo y Luis Castro (QEPD), Laurentino Capacho, Jorge VIllamizar (QEPD), Chucho “Gramalote”, Kike Rivera, Regulo Valero, Orlando Robles, Jorge e. Rico, Gabriel Tarazona, Víctor Quiñonez, Alberto Maldonado, Ismael Contreras (QEPD, Germán González, Braulio Contreras o sus mejores ejecutivos de ventas, Alfredo Muñoz y Evar Martin Cativiela (QEPD).

Desde aquel entonces y para siempre compaginamos muy bien, me contrató de inmediato y comenzó una nueva etapa en mi vida, primero como locutor – control, luego de programador, más tarde jefe de programación y posteriormente Jefe o Director de emisora.

Con él aprendí los más caros secretos del buen radiodifusor, me corrigió cuando fue necesario y alabó mis actitudes y aptitudes en el momento oportuno, a pesar que en ese sentido a muy pocos congratulaba y yo por igual, aunque era mi mentor, jamás le sobé chaqueta como dicen vulgarmente.

Es más, quien volaba del nido, se iba para siempre, a nadie le rogaba, pero a mi si, cuando un día volví a la ciudad de mis amores empeñado en emprender una nueva carrera en la competencia (RCN) en una nueva emisora FM, ni lo aceptó ni se resignó y me mandó a buscar.

Finalmente opté por aceptar su oferta y me quedé en mi casa, Caracol, como el mismo lo dijo, por supuesto con excelentes prerrogativas.

Pero bueno allí tenía mis hermanos, mis primos, mis tíos y mi papá de la radio. Aunque también una abuela desalmada.

Con Carlos Pérez las cosas se hacía bien o no se hacían, muchos temían sus fuertes llamados de atención, que apoyados en su enérgica voz intimidaban a lo sumo, pero eso generaba respeto y de por si los procesos marchaban por el camino correcto, de ahí el éxito de la cadena en aquel entonces, que se reflejaba de forma espectacular en las famosas encuestas radiales de Publidatos.

Era muy creativo y le encantaba la gente que también proponía ideas, por eso me acomodé a su estilo y avancé mucho en el medio, pues aunque era un poco autocrático, me fue soltando la soga hasta ofrecer, organizar, producir infinidad de programas, transmisiones o productos publicitarios para la destacada empresa radial.

Aquellos tiempos marcaban un giro inesperado para todo el medio en el país ya que con el formato 6 AM – 9 AM, la llegada de las emisoras a la banda FM, la especialización de emisoras musicales y las grandes transmisiones, nuestra radio se ponía a tono con las exigencias del mercado y lograba un posicionamiento de incontenibles resultados positivos.

Le encantaban los boleros y los tangos como buen manizaleño y con su gentil dirección aprendí mucho de esa música sobre todo para programar un espacio que también marcó época como lo fue DOMINICALES DEL RECUERDO RADIO RELOJ.

María Luisa Landín era su preferida y también le encantaban el trío La Rosa, Fernando Albuerne, Hugo Romani, Alfonso Ortíz Tirado y Tito Schipa, entre otros grandes de aquellos tiempos fabulosos de la música romántica, en cambio los vallenatos poco le agradaban, lo cual les contaré en otra crónica.

Sus otros hobbies fueron la fotografía, la aviación y las motos en su época joven, según me contó hace algunos años, cuando ya retirado en sus cuarteles de invierno solíamos armar tertulia sobre distintos temas.

En la aviación se licenció como piloto de avioneta y tuvo la propia, igual que su partner en la radio, negocios y otras aficiones, Alfonso Barrientos Castro, con la cual surcaba los cielos de esta ciudad o se iba buscando distantes puntos en la geografía colombiana, especialmente en los llanos con la posibilidad de mil rústicas pistas, pero en los años tranquilos sin narcos o guerrillos en aquellas tierras.

Le encantaba contarnos historias de esas aventuras.

Sin embargo timón, altímetro, radar, alerones, vientos cruzados, torres de control y pistas, un buen día y luego de un accidente en las estribaciones del Nevado del Ruíz, del cual por fortuna salió bien librado, quedaron en el baúl de los buenos recuerdos.

En cuanto a la fotografía siempre estuvo a la vanguardia de cámaras, procesos de revelado y todo el rollo que esos rollos implicaban.

En las oficinas de Caracol de la calle diez, en una pequeña recámara de su oficina gerencial montó su pequeño laboratorio de revelado. Allí pasaba horas y horas, en las noches o fines de semana, jugando con esas placas que luego exhibía sonriente ya impresas en el papel, pero en blanco y negro.

Su objetivo, por el cual trabajaba con tanto ahínco era el color y por fin una noche lo logró. Yo estaba en turno en la emisora Radio Reloj y como a eso de las 11 de la noche salió corriendo y gritando desde su oficina con un papel en la mano, se trataba de una fotografía a color.

Fuí el único testigo de ese emocionante momento. El control de La Voz de Cúcuta ya había terminado turno y la emisora estaba “pegada” a la cadena.

Luego con el correr de los meses llegó el tema de su otra gran empresa, ABC Fotocolor, con la que por fin logramos revelar nuestras fotos a color en la ciudad, primero en una semana, luego en un día y finalmente en cuestión de minutos.
Otra aficción que siempre tuvo fué la lectura, devoraba cuanto libro o artículo le aportara algo más a su intelecto y extenso perfil cultural. Sabía, pero bien, de todo un poco y superaba con creces incluso a profesionales siendo autodidacta en diferentes actividades.
Por eso hablar con Carlos Pérez Angel era una delicia, podía abordar cualquier tema sin problema ya fuera político, económico, tecnológico o de simple actualidad.
Durante una época siendo socios del Círculo de Lectores, cada quien adquiría no menos de diez libros cada trimestre ya fuera novelas, ensayos, clásicos y tantos otros. Los leíamos y los intercambiábamos no sin antes tertuliar sobre uno u otro título.

Pero volvamos a la radio a esa cadena Caracol que por siempre irá en el centro de nuestro corazón.

Siempre en equipo bajo su orientación logramos enormes triunfos en la distintas ocasiones en que se hacía presencia con la marca y con la señal al aire, Feria de Chinácota, Elecciones, Novena de Navidad, Semana Santa, día de la Madre, Padre, Amor y Amistad, Halloween, en fin, especiales radiales que marcaron una gran diferencia y que muchos aún recuerdan sobre todo ahora que las estaciones poco o nada ofrecen sobre estas opciones.

Esa fue la tarea, innovar para estar más cerca de todos como La Gran Compañía que éramos.

En el nivel musical ya destaqué Dominicales del Recuerdo, también estaba el Hit Parade que luego convertimos en TOP 40 CARACOL, siendo en su momento el espacio de mayor impacto en toda la región.

Pero un día se nos fue, en la capital necesitaban de sus buenos oficios, ideas, voz de mando y conocimiento a fondo del negocio radial, tanto en lo operativo como de producción.

La Dirección de operaciones a nivel nacional, una vice presidencia e infinidad de compromisos, lo alejaron de la ciudad que tanto quería, Cúcuta.

Entre esos encargos de muy alto perfil cito tres, la compra del Caracol del aire (Helicóptero), la organización de la cadena en Panamá y la compra de una red de emisoras en Chile.

Visitarlo y hablar un rato con él en su oficina de la fría Bogotá, se convertía en un rato siempre delicioso acompañados con un buen tinto, que por nada le podía faltar, así como durante muchos años un aromático Parliament.

Allí entre tanto rolo y ejecutivo de alto pelambre jamás olvidó su paternal saludo, QUE HUBO CHINO…

Luego otro día, también se alejó de las cabinas, los transmisores, antenas, repetidoras, micrófonos y satélites.

Su misión en la radio concluía una etapa, pero seguiría asesorando, capacitando, compartiendo experiencia y conocimiento, en cierta forma parecido a mi caso particular desde cuando terminé o terminaron conmigo la relación contractual en la primera cadena radial colombiana, lo cual nos abrió otros caminos y puertas, pero siempre ligados a los medios de comunicación.

Don Carlos regresó muchas veces a Cúcuta y siempre buscábamos el momento para al menos saludarnos y hasta deleitarnos con un buen amarillito siempre trayendo a colación decenas de anécdotas y pasajes de tantas décadas inmersos en cuerpo y alma en ese mundo de ondas hertzianas.

Hoy ya no está con nosotros, lástima en verdad, pero así son los designios de Dios.

Quedé o mejor quedamos en deuda, pues quise realizar una serie de reportajes para mi programa de televisión lo cual lamentablemente pospusimos en varias oportunidades ya que la idea era hacerlos en Bogotá.

De todos modos quedan infinidad de anécdotas, vivencias, historias que al menos los que trabajamos bajo su orientación las conocemos y porque no trasladarlas a un libro, que se yo, como también decía Don Carlos en sus comentarios, pues fue un grande de la radio colombiana, con gran aporte a la nortesantandereana y cucuteña en particular, donde decenas de profesionales hoy lo recordamos reconociendo lo inmenso que para el medio fue.

Paz a sus restos y que el Creador hoy lo tenga al frente de la FM CELESTIAL ESTEREO.
ATENCION: Hay una cantidad de nombres de compañeros y amigos de Caracol que no figuran en esta nota, ya que los señalados solo corresponden a mi primera época en esa gran empresa, en la cual laboré durante veinte años. Seguramente en otras crónicas habrá también espacio para todos ellos.