miércoles, 18 de julio de 2012

CARLOS PEREZ ANGEL - Dos años en la eternidad



18 de julio de 2010 – 18 de julio de 2012


Es irremediable, el reloj nunca detiene su andar y así los días pasan raudos para convertir cada instante que pasa en recuerdo.

Y precisamente uno de esos momentos, es de hace ya dos (2) años, más precisamente un 18 de julio, cuando el creador llamó al “Ronco” para trabajar en Celestial Estéreo.

Pero bueno, mientras él, allá, ya tranquilo en la eternidad, lejos del mundanal ruido y las preocupaciones, seguramente observa intranquilo el acontecer radial de la tierra, mientras nosotros, toda una legión de amigos, alumnos o compañeros de trabajo, recordamos su estilo, sus consejos, sus enseñanzas y hasta sus inmisericordes regaños.

Y no es para menos, la huella que dejó estampada en el ambiente radial de esta región, aún sigue viva, mantiene la vigencia y se retoma con sencillez para lograr enfocar adecuados contenidos, de esos que marcan diferencia  cuando se está al frente de algún micrófono.

CARLOS PEREZ ANGEL, si, de pronto se fue antes de tiempo y por eso quedó en el tintero mucho de lo que tenía para hablar, aconsejar o compartir.

En eso, están o estamos de acuerdo muchos de los que trabajamos a su lado o tertuliaban largas horas al abrigo de un extra o un amarillito acompañados de un oloroso Parliament.

Hugo Espinoza, Alvaro Villamizar Suárez, Jaime González, Juan Pabón H, Sergio Entrena, Mario Frick, Alfredo Muñoz, Edgar Duarte, Giovanni y Giuseppe Martín, Jorge Padilla, Alfonso Barrientos, Armando Bueno, Víctor Quiñonez y una interminable lista de amigos o colaboradores, conocieron y dan fe, bueno los que aún tienen compromisos terrenos, de ese bagaje del cual hablo y del que Pérez Ángel brindaba.

Sabía mucho de todo y lo que no sabía lo investigaba, no solo era radio o periodismo, también lograba un alto performance en fotografía, aviación, electrónica y hasta literatura, pues siempre fue un apasionado lector.

Hoy, cuando recordamos un poco de su magistral paso por esta vida, recordamos muchas facetas de sus largas zancadas en la radio, como cuando aquella vez que se atrevió a montar un repetidor en su avioneta, para transmitir revoleteando sobre el cielo cucuteño, algunas de las incidencias del famoso Circuito de la Frontera, el primo estrato 3 del C-100, que organizaban en Bogotá.

También nos contaba, como en los tiempos cuando aún conservaba su licencia de piloto y no había problemas de zonas rojas, ni faruchos, ni elenos, ni bacrim, se iba de paseo  junto con Alfonso Barrientos y Mario Frick, cada uno en su pequeño aeroplano a buscar cual Indiana’s Jones, muy a lo criollo, una que otra aventura en las lejanas tierras de los llanos.

Allí, en esas extensas praderas, cualquier camino polvoriento y potrero plano, servía de pista para aterrizar y así extasiarse con esa naturaleza pródiga en paisaje y sorpresas, donde siempre había alguna necesidad y un lugareño en ascuas. Por eso llevaban alimentos, medicamentos y uno que otro enser, de esos tan imperiosos en dichas lejanías.

Y los compartían, y quedaban satisfechos, de pronto, imaginamos probaban algún bocado de mamona y al siguiente día otros rumbos, de esos que marca  la rosa de los vientos, se atrevía perseguir con sus amigos.

La aviación era un hobby, un poco caro si, pero también como lo comparto, tenía su buena connotación social.

Pérez, sobre todo, siempre fue así, por eso no acumuló grandes riquezas, le agradaba compartir y ayudar, no fueron pocas las personas o instituciones que se beneficiaron de su facilidad para mandar la mano  al dril.

Y son miles de historias, como estas, las que podemos contar donde Pérez Ángel, tuvo buena participación o fue protagonista total, solo que hoy, cito un par de ellas, para recordar al amigo, al compañero de trabajo, al gran locutor, al excelente periodista, al maestro en toda la extensión de la palabra.

Paz a sus restos, pues después de su inexorable partida el 18 de julio de 2010, solo nos queda recordar tantos y buenos momentos, como un homenaje sincero y sencillo a su memoria.

CIRO ALFONSO CANO MORA
Cúcuta, Julio 18 de 2012


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